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Tejiendo Zuncho
Este canasto fue tejido por un artesano que se llama Orlando, se vino desde el Huila buscando suerte en la ciudad de Bogotá. Descubrió un material urbano como el zuncho plástico que se utiliza para cerrar cajas y se dio cuenta que tenía características similares a las fibras naturales con las que se teje en su región. A partir de un proceso de experimentación, tejió un canasto de zuncho, que se convirtió en su sustento y el de su familia. Este canasto se fue transformando hasta llegar a ser el canasto tradicional que conocemos hoy; colorido y muy resistente, que es replicado por muchos artesanos en las plazas de mercado de Bogotá y otras ciudades del país.
En el 2016, participamos en una feria con nuestros productos de cerámica y poco tiempo antes de empezar el evento comercial, decidimos comprar, en la plaza del 7 de agosto, unos canastos de zuncho para que nuestros clientes pudieran llevar sus productos. Siempre me habían llamado la atención por su colorido y por la ironía del plástico, tan urbano, tejido con técnicas tradicionales de cestería. Para nuestra sorpresa, se vendieron más canastos que cerámica! El objeto descontextualizado adquirió un valor completamente diferente y pasó de ser la manera de transportar alimentos y termos de tinto, a una cartera o bolso de playa muy a la moda.
Hoy aMano trabaja con 3 grupos de artesanos en Bogotá que transforman este material con sus manos para crear objetos únicos. Diseñamos, experimentamos, capacitamos y producimos objetos en zuncho, llenos de valor agregado, para el mercado nacional e internacional.
Todos tenemos la capacidad y la necesidad de crear, y así no nos demos cuenta, estamos siempre transformando las cosas a partir de nuestras relaciones.
Las personas valoran los objetos y al mismo tiempo los objetos le dan valor a las personas, después de todo, no somos tan diferentes.
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